GEOGRAFIA
La comarca de Los Monegros ocupa la parte central de la Depresión del Ebro en la región aragonesa, a caballo entre las provincias de Huesca y Zaragoza. Desde un punto de vista fisiográfico, el territorio comarcal se encuentra vertebrado longitudinalmente por las sierras de Alcubierre y Sigena. En esta alineación montañosa, orientada de noroeste a sureste, se alcanzan las cotas topográficas más elevadas de toda la depresión, superando los 800 m de altura (San Caprasio y Monte Oscuro).
Sobre ambas vertientes, se apoyan tierras bajas y llanas surcadas por una red de vales y barrancos, procedente de las estribaciones anteriores y dirigida hacia los ríos Alcanadre, Flumen y Guatizalema, en el sector nororiental, y hacia el Gállego y Ebro, fuera ya de los límites comarcales, en la parte suroccidental.
Esta configuración general del relieve de la comarca de Los Monegros es el resultado de la actuación generalizada, durante varios millones de años, del encajamiento progresivo de la red de ríos y afluentes sobre un sustrato geológico constituido por rocas de variada composición (areniscas y calizas, principalmente).
Es fácil sucumbir a los tópicos cuando se habla de los Monegros. Tierras inhóspitas y paisajes desérticos parecen ser las expresiones más habituales para ocultar el desconocimiento que sobre esta comarca todavía se tiene. Es curioso que estos calificativos resultan ambivalentes, de forma que en boca de algunas personas presentan matices claramente negativos mientras que en boca de otras representan horizontes abiertos, sosiego, constancia, sacrificio, luminosidad y respeto.
A lo largo de los siglos viajeros, geógrafos y tratadistas escribieron sobre Los Monegros;
Territorio localizado en las dos vertientes de la sierra de Alcubierre: los que se asoman a la ribera del Ebro y los que por el norte llegan hasta la cuenca del Flumen. Los paisajes más austeros y sorprendentes se dan cita aquí: los bosques de la sierra que se aferran a la humedad favorecida por la altitud, sabinares, eriales y sardas donde sobreviven animales únicos en la Tierra. Las lagunas y saladas, las intrincadas vales y, muy en especial, los nuevos regadíos, símbolo de una lucha secular por el agua y que son esperanza abrumadora para los secanos que les rodean.
De ahí que la agricultura y la ganadería sigan siendo fundamentales. Allá donde ha llegado el agua se han introducido nuevos cultivos y nuevos sistemas de producción. Aparte de la agricultura tradicional cerealista, se cultivan ahora en Los Monegros arroz, hortalizas como los pimientos del piquillo, brócoli y cebollas. Los regadíos han propiciado, además, el cultivo de grandes extensiones de maíz y alfalfa.
HISTORIA
No hay una historia única de los Monegros. Simplemente fue un territorio dentro de otro mayor, sometido a los vaivenes históricos sufridos por este último, así que la historia de la comarca es la suma de las historias locales y los personajes que vieron nacer y vivir.
Figuras monegrinas relevantes son Miguel Serveto, teólogo y médico mundialmente conocido que nació en Villanueva de Sigena; Martín Cortés de Albacar, navegante nacido en Bujaraloz; fray Manuel Bayeu y Subías, que vivió y desarrolló la mayor parte de su producción pictórica en la Cartuja de las Fuentes; Mariano Gavín Suñén, conocido como el bandido Cucaracha o Francisco Marín Bagüés, el pintor leciñenense.
También los grandes enclaves religiosos, y marianos, han marcado el devenir de nuestros pueblos: la fundación real del Monasterio de Sijena (Archivo, Corte y Panteón de la casa Aragón); La Cartuja de las Fuentes; el Santuario de Ntra. Señora de la Sabina de Farlete (y su cofradía, una de las más antiguas de Aragón) o el de Nuestra Señora de Magallón en Leciñena (destacado enclave militar en diferentes guerras, por su ubicación).
La construcción de nuevas infraestructuras hidráulicas, como el Canal de Monegros, trajo a mediados del siglo XX la verdadera transformación del territorio, de la mano del regadío, y además, la construcción de diez nuevas localidades de colonización.